Una Mirada De Introspección Usando Herramientas De Coaching.

YO Y MI VIAJE
Mi nombre es Vanessa. Soy migrante venezolana, Abogado de profesión, directora administrativa y organizacional de ocupación, madre y esposa por convicción, life coach de vocación y deportista de vicio y corazón… Un poco de este viaje, quiero hoy compartirlo contigo.

Vengo de un hogar felizmente constituido, siendo segunda hija entre dos hermano , crecimos con unos padres que más que darnos amor, afecto y más lo que necesitábamos, nos entregaron su vida entera. Me desarrollé alegremente entre familia y muy buenos amigos. Desde niña fui muy activa, deportista y principalmente tenista; y fue justamente en este deporte que aprendí a conocer mi cuerpo, mi mente, mis límites y como superarlos; fue en un campeonato nacional de tenis donde descubrí algunas de las lecciones, que aún hoy me repito constantemente…

EL LLAMADO
Había logrado llegar la semifinal, en el draw o cuadro aparecía que mi próxima contrincante sería Edyelin Chakal, la «primera granada», o sea la favorita a ganar el campeonato. No la conocía, pero todos, los que la conocían, me aseguraron que hasta ahí había llegado mi participación en el torneo, que no había nada que yo pudiera hacer, que ya había perdido. Yo era una niña flacucha de 14 años, de 1.30m de estatura y 30Kg de peso; y solo con solo verla entrar a la cancha, con esa espectacular estructura de 1.60m , 50Kg y 15 años de edad, ratifiqué lo que me habían dicho. Bueno, me conformo con haber llegado hasta aquí…» “Pero por lo menos no quiero perder 6-0, 6-0”. Para los que no saben, en el tenis vence el que gana 2 de 3 sets, cada set esta compuesto por 6 games, que a su vez se componen de 4 puntos (15-30-40-game).

LA RESISTENCIA
El juego se desarrolló según lo esperado, ella dominó el partido con mucha fuerza y maestría llevándome de una esquina a la otra para finalmente matarme con elegancia. Yo simplemente bailando la música que ella tocara, al ritmo que ella quería y poniendo la bola donde ella me lo permitía… Completamente a su merced.

Le faltaba solo un punto para ganarme, o sea el score era 6-0 (había ganado el primer set) e iba ganando el segundo set 5-0 y este último game, ganando 40-0, sin ninguna dificultad… En ese momento busqué consuelo afuera y me di cuenta que estaba sola… mi mamá, mis compañeros e incluso mi entrenador, se habían ido…”¿Cómo no me iban a “abandonar”, si yo misma me abandoné desde el mismo momento en que comenzó el partido?.

EL GUÍA
La única mirada que encontré fue la de mi padre; y no era precisamente de consuelo… Estaba molesto, desencajado, no entendía nada, ¿Imaginan lo que se siente, cree fielmente en las capacidades de una persona y que esa persona simplemente las deseche en tu cara? – “¿Realmente esto es lo que quieres?” – “¿Y si esto no es lo que tú quieres, ¿qué vas a hacer?” – “Has jugado todo el partido el juego de ella: – “¿Qué pasaría si juegas el tuyo? – “¿Qué pierdes?”. Todas estas preguntas, siento que me las dijo sólo con su mirada… Lo cierto es que despertaron en mi la voluntad y la determinación para afirmar: “Quiero a ganar”. Entonces me dijo fuerte y claro: “entonces enfócate en eso quieres, avanza con lo que tienes y fluye con eso”.

PASANDO EL UMBRAL: retos, pruebas, esfuerzos, ensayos errores, recompensas
Fue ahí donde comenzó mi juego, no sabía hasta dónde iba a llegar, pero me apropié de mi decisión y comencé por recolectar lo que tenía disponible: “tengo un punto, tengo este punto, tengo una oportunidad, Pasa la bola, ponla en juego y vamos resolviendo”. Edyelin estaba sacando, o sea tenía su servicio, el saque: rebota la bola en el suelo tres veces, se estira y la lanza colocándola justo donde la necesita, coge impulso con la raqueta en la espalda, se estira y la golpea con la fuerza y la seguridad del que se siente ganador… la diferencia es que la persona que recibe este potentísimo saque, ya no se siente la misma… gané este punto… ahora este otro… y así cada uno hasta ganar el game 5-1, 5-2, 5-3, 5-4. En ese punto creo que mi cuerpo buscaba la manera de ejecutar lo que en mi mente resonaba: “ voy por lo que quiero”.

No había juicios, ninguna fórmula era buena o mala, simplemente me funciona sigo, no me funciona cambio. Logré una inercia tal, que cuando me di cuenta, había ganado el set. Ahora sí, estamos iguales, ella con su juego y yo con el mío “esto puede ser para cualquiera de las dos”… Fueron en unas MUY DURAS y pacientemente trabajadas 6 horas de partido, que con orgullo puedo decir que, el resultado fue 0-6, 7-6, 11-9. Edyelin salió de la cancha envuelta en llanto y rabia, es completamente natural, ni ella ni yo sabíamos explicar lo que acababa de pasar. Dos semana después, me sorprendió su llamada y su sabiduría al solicitarme que fuera su pareja de dobles. Fuimos pareja de dobles durante muchos años y vivimos experiencias increíbles.

RETORNO CON EL ELIXIR
¿Qué podemos aprender? Aquí cada uno contará su propia historia… Por mi parte les digo que:
– Las experiencia pasadas no definen el futuro
– Céntrate en lo que quieres, más no en lo que no quieres
– Cuando no ves opciones, busca el apoyo de una persona que crea en ti y te recuerde los recursos que posees
– No te des por vencido, si no lo has logrado de una manera, no quiere decir que no puedas, sólo quiere decir que no era la manera. Nada ha terminado hasta que termina…
– Escribí esta historia en el 2016, como parte de una asignación para mi certificación como Life Coach, sólo me atreví a publicarla en Facebook en el 2017 y esto sirvió para volver estar en contacto con la gran Edyelin Chakal, de la que tanto aprendí.

Maria Vanessa Silva