Cuando hablamos de liderazgo solemos creer que esta cualidad, habilidad o clase de “Don” es congénita, y que trata principalmente de la capacidad que tiene una persona de influir sobre las demás personas, y a través de esa influencia lograr conformar un equipo o grupo de individuos que trabajen en conjunto, de manera sólida, con cierta estructura determinada por su líder, con la mentalidad y la fe de alcanzar un objetivo en común, uno obviamente marcado por este mismo. Si bien todo esto que hemos dicho en su gran mayoría es cierto, debemos comprender que existe en esto un grandísimo error que al no vislumbrarlo lleva indefectiblemente a que las personas no logren percibirse a ellas mismas con la capacidad de convertirse en líderes, de aprovechar las herramientas que el liderazgo nos proporciona a los efectos de liderar nuestra propia vida, siendo hacedores de nuestro propio destino y responsables tanto de nuestros éxitos como de nuestros fracasos.

Si el Liderazgo no es congénito, entonces ¿Qué es? Según diversos estudios, enfocados en diversas áreas, ratifican que el porcentaje de herencia genética implica un número mucho más bajo del que en general pensamos. Para hacerte una idea, en lo que refiere a la vinculación entre herencia genética con la obesidad, una investigación llevada adelante por el King´s College llegó a la conclusión que en solo 2 de cada 10 casos es hereditaria. Cuando llevamos esta comparación al campo de la personalidad podemos por ejemplo apoyarnos en los estudios conducidos por la Licenciada en Genética Noelia Cabral, Investigadora y Becaria Doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) e Investigadora del Centro de Estudios Biomédicos, Biotecnológicos, Ambientales y de Diagnóstico (CEBBAD) de la Universidad Maimónides, de la República Argentina. Según ella, el entorno social influye igual o incluso en mayor forma que la propia herencia genética, cuando se refiere al desarrollo de algunas conductas del ser humano. Si continuamos analizando los diversos estudios que existen, en general nos mencionan que los genes ejercen una gran influencia en el desarrollo de nuestra personalidad, sin embargo, esto no supera el 60%, lo que nos deja un porcentaje significativo que puede moldearse a través de diferentes circunstancias y factores como lo son el ambiente que nos rodea, ese entorno en el cual vivimos y nos relacionamos, y por sobre todo, nuestra propia decisión de hacerlo. Para justificar este dato que te dimos, podemos mencionar por ejemplo el artículo publicado por la Magazine “Molecular Psychiatry” en el año 2018 en el cual, haciendo un resumen de múltiples estudios genéticos, a los cuales menciona y enlaza como referencia bibliográfica, alude entre otras cosas, que la personalidad humana varía entre un 30 y 60% de carácter heredable según estudios realizados a hermanos gemelos puestos en adopción. Estos datos, por lo tanto, reducen significativamente la posibilidad de que el liderazgo sea una habilidad congénita, que únicamente algunos puedan disfrutar y aprovechar para su beneficio personal, al menos, para aquellos que queremos aferrarnos al porcentaje que nos permite hacernos cargo de nuestras elecciones sin echarle la culpa a nuestros antepasados.

Para nosotros, apoyándonos en esa brecha genética, el liderazgo es primero que nada una elección, la sumatoria de actitudes, habilidades, herramientas y valores estudiados, aprendidos, ejercitados y ejecutados por una persona que ha decidió adoptarlos para su propia vida, mas allá de la predisposición genética, las características particulares que ya posea, fuera de aquello que a lo largo de su vida le fue influenciando y conduciendo hacia determinado lugar. Nosotros creemos que el Líder es un individuo que ha tomado las riendas de su vida y a través de una profunda transformación personal, por decisión propia y voluntaria, auto-liderándose, se libera de todas sus ataduras, esas que no le permitían avanzar a favor de la obtención de sus objetivos y metas, aprendiendo a abstraerse de los estereotipos que la cultura, la familia, los amigos, los compañeros de trabajo y que lo detenían, que no le permitían sacar a relucir su verdadero potencial. Esta clase de personas deciden vivir su leyenda personal cambiando su óptica de ver el mundo y con ello cambiando su mundo, imaginándose y percibiéndose como desean ser y a partir de allí alcanzando cambiar su estructura mental, espiritual y emocional, actuando en concordancia con esa visión que tiene de sí mismo. El líder es dinámico, revolucionario y activo en cuerpo, mente y alma, hace cambios poderosos y cuantos más hace más impacto genera a su alrededor.

Nadie logra llegar al éxito sin antes convertirse en su propio líder, para si luego influenciar favorablemente a los demás que le rodean, siendo un ejemplo a seguir e imitar. Una persona que se jacta de ser líder, reflexiona continuamente, principalmente de manera introspectiva, y con ello evoluciona, no se ata a limitaciones y crece continuamente… avanza.

Autores: Nicolás Sosa De Franco y Carlos Magallanes

L1DERA

Nicolás Sosa De Franco