Pobre aquel que muere una sola vez en su vida.
A veces no sólo es necesario dejar atrás ciertas historias o ciertos comportamientos.
A veces tu identidad o gran parte de ella es de la que tienes que despedirte para VIVIR una nueva vida, la que realmente quieres para ti.
Queremos cambios, nuevas formas de vivir, nuevo sustento económico, nuevas relaciones pero nos resistimos y no estamos dispuest@s a una transformación real, ¿por qué? Porque es doloroso.
Morir no es fácil.
Estás poniendo fin a quien eras para convertirte en quien viniste a ser según los nuevos valores y estándares que has definido para ti.
Y si ya no eres quien eras antes, a su vez, estás poniendo fin a una gran etapa de tu vida y tienes que estar dispuesta a que esa etapa se vaya con personas, situaciones que ya no resuenan contigo por más que a veces tu sigas queriendo que lo hagan.
Hazte caso.
Tu sabes cuando tu alma te lo está pidiendo, sólo que no quieres escuchar.
Lo más irónico es que igual morimos pero cuando lo hacemos inconscientemente duele más.
Cuando llegas arrastrada a ese trabajo y a las 2pm ya te quieres ir pero te sigues quedando. Estás muriendo.
Cuando sabes que quieres otra cosa en una relación pero te sigues quedando en las mismas circunstancias. Estás muriendo.
Cuando te imaginas tu vida de una manera pero no haces nada para que se empiece a hacer realidad. Estás muriendo.
Esta vida es cíclica, está hecha para mutar en todo sentido.
Entonces, ¿vas a quedarte hecha un zombie en la misma vida que no da más?
O ¿vas a ser consciente y entregarte a esa muerte que se necesita generar para que vuelvas a VIVIR?
Eres valiente.
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